Son maderas cuya dureza permite un tallaje muy perfecto
(cuando la madera es blanda se astilla y cualquier tallaje queda muy tosco).
Además, es una madera muy uniforme y con poca veta (nada que
ver con los nudos que se observan por ejemplo en el pino).
Además suelen ser maderas oscuras (no necesariamente
tropicales, madera noble es por ejemplo el nogal, que en España se da muy
bien).
Todo ello hace que sean muy codiciadas para hacer muebles de
lujo.
Son muy caras por la escasez, pero esta escasez no se debe a
la que haya pocos árboles, sino a que un buen árbol es aquél que tiene un
grosor considerable y esto sólo se consigue a base de muchos años (lo cual
supone una inversión a muy largo plazo, lo que es un lujazo en los tiempos que
corren).
La razón por la cual es necesario que el árbol sea muy
grueso es que un tablero lleno de añadidos pierde gran parte de su valor.
En realidad hoy en día es muy difícil encontrar muebles
hechos con madera maciza, la mayor parte de ellos son de conglomerado al que se
pega una fina lámina de la madera que se quiera. La razón de ello (además del
precio) es que la madera maciza es muy sensible a los cambios de humedad y de
temperatura: se hincha y se curva, lo cual es un problema a la hora de mantener
un mueble. El conglomerado es mucho más rígido.
Las maderas nobles, debido a su dureza, son mucho más
resistentes a todos estos inconvenientes. Pero el conglomerado continúa
teniendo ventajas en este sentido. Eso sí, no puede ser tallado, por eso, las
molduras que vemos en la mayor parte de los muebles modernos, no son talladas,
sino superpuestas, lo que, evidentemente, no tiene ni comparación desde el
punto de vista del valor del mueble.
Por lo que respecta a las termitas, no hay madera que se les
resista, salvo que esté convenientemente tratada.
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